Nuestras rutas

Introducción

En la Cataluña feudal, los campesinos remensas estaban sometidos siempre a un señor, y sólo podían comprar la posibilidad de pasar a pertenecer a otro señor, nunca de ser libres de ese pago y obligaciones, que eran hereditarias. Éste es considerado uno de los sistemas de esclavitud más complejos que se han visto en Europa. Aprovechando la Guerra Civil Catalana de 1461, los remensas se sublevaron contra sus señores y, encabezados por Francisco de Verntallat, obligaron a los señores del valle a rendir sus castillos. Armados y sin mucho más que perder que la vida, el ejército remensa consiguió metas como sitiar puntos estratégicos como Besalú obligándoles a rendirse y abrir sus puertas. Fue así como, después de las segundas revueltas remensas, la monarquía no tuvo otra opción que sentarse en la mesa y negociar el fin de esta situación de abuso. Fue en Celrà, a pocos metros de Mas Trobat, donde los campesinos de remensa firmaron orgullosos que se habían ganado la libertad.

En homenaje a este momento, cada año se celebra en el valle la Fiesta Remença, una jornada de celebración donde se escenifican momentos de la época y se hacen juegos para grandes y pequeños. Ésta es una fiesta itinerante, que cada año se celebra en un punto diferente del valle con objetivo de dar valor a su conjunto y, de paso, dar a conocer nuevos rincones tanto a locales como a visitantes.

B: Sant Gregori

Debemos viajar mucho en el tiempo para encontrar el origen de la población que da entrada al Valle de Llémena: Sant Gregori, concretamente en el Pelolítico Inferior, así como restos de poblaciones a lo largo del tiempo como los restos de un poblado ibérico entre los S. III y II antes de cristo en la cima de Sant Grau y restos romanos ya asentados en la llanura del municipio. Pero es a partir del S. IX que encontramos los primeros documentos que hablan de Sant Gregori como población que perdura a lo largo de los siglos X y XI durante la época feudal.

El casco antiguo que rodea a la Iglesia de Sant Gregori, la convierte en el elemento más distintivo del conjunto medieval de la población. En cuanto a su origen, encontramos los primeros documentos en el año 882, en una construcción románica del S. XI. Cuenta con una nave de crucero y una cabecera con tres ábsides de los que se conservan dos hoy en día. El espacio dedicado a la sacristía se construyó siglos más tarde, en el S.XVIII. Durante las restauraciones llevadas a cabo en 1984 se encontraron tres lipsanotecas (recipientes pequeños para guardar reliquias) de madera con reliquias y documentos entre los que se encontraba el del acto de consagración de la iglesia.

Cerca del casco antiguo encontramos el conocido popularmente como Castillo de Sant Gregori, sin embargo su nombre oficial es el de Casal de los Margarit, topónimo originado por el apellido de la familia que era propietaria. Este linaje, una poderosa familia de terratenientes, vivió allí durante los siglos XIV, XV y XVI hasta que pasó a funcionar como masía y, más tarde, pasó a estar abandonado. Se trata de un gran edificio cuadrangular de tres plantas distribuidas en torno a un patio interior fortificado, con una torre esquinera de cuatro pisos.

C: Canet d'Adri

Con unos orígenes que datan del Paleolítico inferior, Canet d'Adri ha tenido desde la alta edad media una estructura muy diseminada en masías. Sin embargo, estos poco a poco se fueron organizando en torno a la parroquia de Sant Martí, originaria del año 968.

Encontramos el primer documento que habla de esta población en el año 822, sobre la iglesia de Sant Vicenç, el conjunto monumental en torno al que se agrupan las pocas casas que conforman esta población. Se trata de un edificio de origen románico estructurado en tres naves separadas por grandes arcadas y ábsides. La nave se conforma a partir de una bóveda de cañón sostenida por arcos torales. El campanario, de planta cuadrada, es de construcción posterior, así como el portalón renacentista que podemos observar en la fachada principal.

D: Adri

Integrado dentro del conjunto municipal de Canet d’Adri, Adri se encuentra rodeado de un paraje puramente volcánico, Coronado por el monte de Adri. Destaca de la población la iglesia de Sant Llorenç d’Adri, un edificio de origen románico del S.XII compuesto por una nave capeada por un ábside semicircular. Durante el S.XV un conjunto de terremotos dejaron en mal estado la estructura, por este hecho hubo que reconstruirla, momento en el que se le añadieron las capillas laterales y el campanario de torre.

E: Cartellà

Esta pequeña población formada por unas pocas masías rodeadas de campos de cultivo ubicada en el municipio de Sant Gregori se encuentra construida alrededor de la iglesia de Sant Feliu de Cartellà. Este edificio de planta rectangular está formado por una nave, capillas laterales y un ábside en la parte posterior. Con una fachada en la que destaca un portal de estilo renacentista hecho de piedra nummulítica de Girona, se encuentra coronado por un campanario adosado en un lateral de la parte posterior.

Destaca de la población el castillo de Cartellà, una importante fortificación catalogada como un bien cultural de interés nacional. Construido en 1238, era un castillo con una función residencial. Con una planta en forma de U, presenta una estructura conformada en planta baja, piso y buhardilla y, aunque se pueden apreciar añadidos de época moderna como la escalinata interior, el castillo corresponde al estilo típico de la época gótica.

F: Llorà

Ubicado en el término municipal de Sant Martí de Llémena, Llorà es un núcleo poblacional con elementos arqueológicos muy antiguos, como las cuevas funerarias de Boratuna, con origen en las primeras edades de los metales, y la cueva de Rocafesa, utilizada durante la época del Neolítico .

El núcleo poblacional se encuentra construido alrededor de la iglesia de Llorà. Aunque esta construcción es bastante moderna, se sabe que bajo sus cimientos están los restos de una edificación con las mismas funciones que podría datar de la época romana. En una de las recientes restauraciones, se hallaron diversas pinturas de origen románico.

G: Sant Martí de Llémena

Con un nombre que encontramos documentado el S.XI y que parece provenir de la seta también conocida como lengua de buey, Sant Martí de llémena presenta las pruebas de sus pobladores más antiguos en las cuevas ubicadas en las montañas abruptas que rodean el valle.

El casco antiguo de la población se encuentra construido alrededor de la iglesia de Sant Martí de Llémena: un edificio de planta rectangular, muros exteriores enlucidos y cubierta de teja árabe a dos vertientes. Un campanario de planta rectangular corona la edificación con un arco de medio punto en cada fachada y una cubierta piramidal de piedra.

Llegados a este punto del itinerario, podemos apreciar que el paraje ya se empieza a percibir diferente en comparación con el que encontramos en la llanura del pie del valle, convirtiéndose este en un espacio ideal para realizar excursiones por la naturaleza como la subida al volcán de  la Banya del Boc.

H: Granollers de Rocacorba

Granollers de Rocacorba es una pequeña población del municipio de Sant Martí de Llémena ubicada en la vertiente oeste de la sierra de Rocacorba. La Iglesia de este núcleo poblacional se encuentra dedicada a Santa Maria y se encuentra ubicada cerca del castillo de Granollers, que en su día fue el centro de la baronía de Granollers. Este castillo es una fortificación del que encontramos los orígenes en 1140, pero los restos del antiguo castillo son difícilmente perceptibles dadas las numerosas reformas que sufrió la estructura durante los próximos años. Actualmente se encuentra organizado por cinco edificaciones en torno a un patio central y en el centro de la fachada sur podemos encontrar una antigua torre del castillo. El resto de edificios, de dos o tres pisos, se destinan principalmente a la vivienda y muestran elementos arquitectónicos propios de la época moderna y contemporánea. El rasgo más significativo de los antiguos usos de la edificación, es la torre ubicada en la fachada sur, una edificación de planta rectangular que atribuye un carácter defensivo a la estética del conjunto de la actual masía.

La densidad de las zonas boscosas donde nos encontramos y la facilidad de encontrar escondrijos hicieron de este territorio un espacio muy utilizado durante el fin de la segunda guerra civil española para que se establecieran asentamientos de maquis, grupos de guerrilleros contrarios a la dictadura de Franco.

I: Sant Esteve de Llémena

Sant Esteve de Llémena presenta una arquitectura con una piedra que empieza a notarse diferente a la que hemos ido viendo hasta ahora. Empezamos a pisar tierras de montaña, hemos entrado en la Garrotxa. Del conjunto de este pequeño núcleo poblacional, destaca la Iglesia de Sant Esteve de Llémena que, en este caso, no se encuentra situada en medio del casco antiguo, sino que se encuentra a pocos kilómetros del casco urbano, en lo alto colina. Se encuentra compuesta por una sola nave con capillas laterales y una cúpula con linterna sostenida sobre trompas. La cubierta está hecha de teja árabe a dos vertientes. La torre del campanario, situada en la entrada, es de tejado de pincho a cuatro vertientes.

J: Sant Aniol de Finestres

Y llegamos al final de nuestra aventura por las tierras de los remensas del Valle de Llémena. Sant Aniol de Finestres cuenta con un núcleo poblacional del que destaca el castillo de Finestres: una construcción ubicada a 960 metros de altura desde el camino de Sant Aniol a Mieres y Santa Pau. De dimensiones reducidas, era una edificación típicamente roquera, sin demasiadas comodidades y aprovechando una plataforma que ofrecía la montaña rodeada de precipicios. Actualmente, sin embargo, encontramos poco más que los restos de una posible cisterna y unos tramos de escalonada, adosados a la roca que permiten acercarse a la ruina.

La sierra de Finestres cierra el valle por el norte, y es aquí donde nace la riera de Llémena, que acompaña al agua hasta llegar a la ciudad de Girona.